diseño
Resumen transversal retrospectivo.
Partícipe
Se recopilaron datos de 201 pacientes de entre 10 y 18 años que fueron remitidos a la Clínica de Hipertensión Pediátrica del Centro Médico de la Universidad de Rochester durante un período de tres años. Se evaluó si los sujetos padecían hipertensión primaria o no. Los pacientes se consideraron hipertensos si las mediciones sistólicas o diastólicas estaban por encima del percentil 95 en la primera visita y posteriormente fueron confirmadas mediante monitorización ambulatoria de la presión arterial durante 24 horas, evaluación de la enfermera escolar o monitorización domiciliaria. Las discapacidades de aprendizaje (LD) confirmadas por el proveedor y/o el tratamiento formal para el trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDAH) se evaluaron de acuerdo con el informe de los padres. Se excluyeron del estudio los pacientes con hipertensión secundaria, retraso conocido en el desarrollo o aquellos que recibían medicamentos antihipertensivos.
Hallazgos clave
De los niños estudiados, el 18% (n=37) tenían LD, lo que es significativamente mayor que el 5% estimado de la población general. En comparación con el grupo normotenso, el grupo hipertenso tenía significativamente más probabilidades de tener LD (28% versus 9%).PAG< 0,001), independientemente del TDAH comórbido. La tasa de LD en el grupo de hipertensos se mantuvo elevada cuando se ajustó por edad, sexo, bajo nivel socioeconómico y obesidad.
Efectos en la práctica
Según la Asociación Internacional de Hipertensión Pediátrica, hasta el 5% de los niños padecen hipertensión primaria.1La epidemia de obesidad infantil resalta aún más esta preocupación, ya que los niños con sobrepeso tienen tres veces más probabilidades de desarrollar presión arterial alta.2Los estudios muestran que la prevalencia de LD a lo largo de la vida en niños estadounidenses es casi del 10%.3Los CDC informan que la prevalencia del TDAH en niños informada por los padres aumentó en más del 20% entre 2003 y 2007.4Está claro que la hipertensión, la enfermedad de Alzheimer y el TDAH representan desafíos importantes para esta generación de niños y sus proveedores de atención médica.
Las estrategias de tratamiento para la hipertensión descritas por la Academia Estadounidense de Pediatría se centran inicialmente en cambios en el estilo de vida, reservando las intervenciones farmacológicas para los casos en los que la respuesta a los cambios en el estilo de vida es inadecuada y para la hipertensión secundaria.5Si bien los ensayos clínicos recientes han ampliado la cantidad de medicamentos antihipertensivos con información de dosificación pediátrica, estos estudios también demostraron que varios medicamentos antihipertensivos de uso común eran ineficaces en la población pediátrica.6.7También cabe señalar que no hay datos sobre los efectos a largo plazo de estos fármacos sobre el crecimiento y el desarrollo, pero se siguen prescribiendo de forma rutinaria a los niños.8.9
No hay datos sobre los efectos a largo plazo de estos medicamentos sobre el crecimiento y el desarrollo, pero se siguen prescribiendo de forma rutinaria a los niños.
Las estrategias de tratamiento actuales para el TDAH se centran en medicamentos estimulantes y/o terapia conductual.10Los autores reconocen que la inclusión de niños que toman medicamentos estimulantes para el TDAH es una limitación del estudio debido al posible efecto secundario del aumento de la presión arterial. Curiosamente, la guanfacina (Tenex), un agonista de los receptores adrenérgicos alfa-2 recetado a adultos como fármaco antihipertensivo, se ha utilizado en los últimos años para tratar el TDAH, solo o junto con medicamentos estimulantes. Si bien se cree que el mecanismo de acción de la guanfacina en el TDAH depende de la unión de los adrenoceptores en la corteza prefrontal, su eficacia también puede atribuirse a sus propiedades antihipertensivas.11
Desde una perspectiva naturopática, este estudio anima a los profesionales a encontrar la causa y tratarla. No se ha investigado el mecanismo que vincula la hipertensión primaria con las LD en niños. Sin embargo, se deben evaluar la inflamación, la exposición a toxinas y metales pesados, las deficiencias de nutrientes y una respuesta exagerada al estrés. Al considerar los tratamientos exitosos comúnmente utilizados por los médicos naturópatas para tratar la presión arterial alta y apoyar la función cognitiva, inmediatamente se hace evidente una superposición. Cambiar su dieta, perder peso y hacer ejercicio serían las primeras recomendaciones de la mayoría, si no de todos, los naturópatas. En consecuencia, el estado de los antioxidantes y los ácidos grasos esenciales, así como de las vitaminas B, el calcio y el magnesio, serían consideraciones importantes para ambas enfermedades; así como el uso de plantas medicinales con propiedades cardiotónicas, adaptógenas y fortalecedoras de los nervios.
Al vincular las funciones neurocognitivas en la población pediátrica con la hipertensión, este estudio puede ayudar a guiar el diagnóstico, el tratamiento y, en última instancia, la prevención de estos trastornos. Aún no se ha demostrado una conexión causal y se requieren más investigaciones. Sin embargo, estudiar la apariencia de uno cuando se presenta al otro en un entorno clínico parece justificado y fácil de implementar.