referencia
Brasky TM, Till C, White E, et al. Ácidos grasos fosfolípidos séricos y riesgo de cáncer de próstata: resultados del ensayo de prevención del cáncer de próstata.Soy J epidemia.2011. 24 de abril Acceso anticipado.
diseño
Un ensayo aleatorizado y controlado con placebo de 7 años de duración que prueba si el inhibidor de la 5-alfa-reductasa finasterida reduce el riesgo de cáncer de próstata (CaP). Durante el transcurso del estudio, a los hombres se les realizaron pruebas anuales de antígeno prostático específico (PSA) y tacto rectal (DRE). Se recomendó una biopsia de próstata para hombres con un DRE anormal o un nivel de PSA >/= 4,0 ng/ml. Al final del estudio, a todos los hombres a los que no se les había diagnosticado CaP se les pidió que se sometieran a una biopsia de próstata.
Se realizó un estudio de casos y controles como parte del estudio de prevención del cáncer de próstata. Se compararon los niveles de fosfolípidos séricos en 1.809 hombres con cáncer de próstata invasivo confirmado por biopsia y 1.809 hombres (controles) que estaban libres de enfermedad al final del estudio. La frecuencia de los controles se comparó con los casos según la distribución por edad (+/- 5 años), el grupo de tratamiento (finasterida/placebo) y el familiar de primer grado con CaP, y se sobrestimó para las personas que no eran de raza blanca.
Partícipe
18.882 hombres de 55 años o más fueron asignados al azar para recibir finasterida o placebo.
Medicamentos del estudio
Los sujetos recibieron 5 mg de finasterida/día.
Parámetros objetivo
Se recolectaron muestras de suero en los años 1 y 4 y se combinaron para reducir la variabilidad intraindividual del ensayo de ácidos grasos fosfolípidos. Se realizaron cálculos para el ácido eicosapentaenoico (EPA) + ácido docsahexaenoico (DHA) como medida del total de ácidos grasos omega-02 de cadena larga; Ácido linoleico y araquidónico como medida del total de ácidos grasos omega-6; ácidos grasos trans totales (TFA) 18:1; total de AGT 16; y TFA 18:2 en general.
La medida de resultado primaria fue la distribución de ácidos grasos fosfolípidos séricos como porcentaje del total entre los casos de CaP y los controles estratificados por grado de cáncer de próstata.
Hallazgos clave
Los niveles de DHA fueron más altos en los casos de alto grado que en los controles. Los niveles de TFA 18:1 y 18:2 fueron significativamente más bajos en los casos de alto grado en comparación con los controles. No hubo otras diferencias significativas en los fosfolípidos restantes entre los grupos de control y de cáncer. El EPA no se asoció con el riesgo de CaP de alto grado y las asociaciones fueron similares para el EPA+DHA que para el DHA solo.
Efectos en la práctica
Estudios epidemiológicos, en modelos animales e in vitro indican que los ácidos grasos omega-3, el licopeno y el selenio tienen un efecto quimiopreventivo sobre el CaP.1Los resultados de este estudio contradicen la hipótesis de los investigadores de que los omega-6 y los AGT estarían asociados positivamente y los ácidos grasos omega-3 estarían inversamente asociados con el riesgo de CaP. Aunque inesperado, los autores citan varios otros estudios que son consistentes con sus hallazgos, y existe la posibilidad de que exista una asociación inversa entre el consumo de pescado y el cáncer de próstata avanzado o fatal. Sin embargo, es importante recordar que sólo se ha descubierto que el DHA y sólo el cáncer de próstata de alto grado aumentan el riesgo de CaP. Se requiere replicación en estudios adicionales antes de poder hacer recomendaciones concluyentes.
Una limitación importante de este estudio seroepidemiológico es el hecho de que el cáncer de próstata mortal tarda muchos años desde su desarrollo hasta su muerte. La pregunta es si el nivel de ácidos grasos en la sangre de un hombre en dos días de los miles de días durante estos años es una medida confiable de su estado promedio de ácidos grasos. Otra limitación es que los investigadores no tuvieron en cuenta los efectos de la vitamina E, el selenio, el licopeno, las verduras crucíferas, la carne y los productos lácteos.
Se cree que el EPA y el DHA reducen el riesgo de cáncer en general a través de sus propiedades antiinflamatorias e inmunomoduladoras, así como al interferir con la permeabilidad celular, la expresión genética y la transducción de señales. Los efectos de los ácidos grasos omega-3 en estas vías de la carcinogénesis de próstata no se comprenden completamente. No se conoce ningún mecanismo por el cual el EPA o el DHA puedan ser procarcinogénicos, ni tampoco hay evidencia de propiedades anticancerígenas de las grasas trans.
Los estudios genéticos y moleculares de la neoplasia intraepitelial de próstata de alto grado han demostrado que la pérdida de heterocigosidad es prominente y que se expresan ciertos oncogenes.2¿Qué causa la expresión de estos oncogenes? ¿Qué regula a la baja su expresión?
Las hormonas androgénicas son necesarias para el crecimiento y desarrollo de la próstata. No es sorprendente que las variantes polimórficas de genes implicados en la acción de los andrógenos puedan influir en el riesgo de CaP. Los afroamericanos, que tienen mayor riesgo de CaP que los asiáticos, tienen polimorfismos del receptor de andrógenos que conducen a una mayor predisposición. Las variantes de 5-alfa-reductasa también pueden responder de manera diferente a la inhibición por finasterida.
El factor de estilo de vida más importante en los Estados Unidos y probablemente responsable de la alta incidencia de CaP es la dieta, que generalmente es rica en grasas animales y carne y baja en frutas y verduras.
La evidencia epidemiológica acumulada sugiere que el medio ambiente es el principal contribuyente al desarrollo de la mayoría de los cánceres de próstata. La incidencia del CaP varía mucho geográficamente, con tasas altas en los Estados Unidos y Europa occidental y tasas bajas en Asia. Los afroamericanos tienen un riesgo muy alto de sufrir CaP. Las diferencias geográficas se explican mejor por el estilo de vida, ya que los inmigrantes asiáticos en América del Norte tienen un mayor riesgo de CaP. El factor de estilo de vida más importante en los Estados Unidos y probablemente responsable de la alta incidencia de CaP es la dieta, que generalmente es rica en grasas animales y carne y baja en frutas y verduras. La ingesta total de grasas, la ingesta de grasas animales y el consumo de carnes rojas se asocian con un mayor riesgo de CaP.3La ingestión de 2-amino-1-metil-6-fenilimidazopiridina, uno de los carcinógenos de tipo amina hererocíclica que se encuentra en la carne roja bien cocida, causa CaP en ratas.4El consumo de productos lácteos también aumenta el riesgo de CaP.5
El consumo de licopeno, vegetales crucíferos, vitamina E y selenio reduce el riesgo de CaP.6,7,8
El papel de la genética en la identificación de personas con alto riesgo de cáncer de próstata aún está en su infancia, pero los estudios epidemiológicos respaldan el concepto de que el riesgo genético desempeña un papel, y los estudios clínicos respaldan la observación de que el cáncer de próstata en etapa temprana es muy agresivo en algunos individuos, mientras que la mayoría es indolente. Combinando estos dos factores, se debería identificar una población de hombres en los que se pueda utilizar de forma intensiva el screening, la detección temprana y la quimioprevención. Mientras tanto, el autor principal expresó la moraleja de este estudio: "En general, los efectos positivos de comer pescado para prevenir enfermedades cardíacas superan cualquier daño asociado con el riesgo de cáncer de próstata".
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